Capitalismo en América Latina y Colombia

 Modelos de negocio en la economía colaborativa

La economía colaborativa es un nuevo modelo que está para quedarse, ya sea para bien o para mal. Este nueva forma de economía se basa en un intercambio de bienes usuario-usuario, por medio de las plataformas digitales, como por ejemplo Uber, Rappi, Airbnb, etc. 

 

Considero que la economía colaborativa trae una amplia variedad de ventajas, como la

liberación del modelo “patrón explotador- trabajador explotado”, ya que estas plataformas se desvinculan totalmente del trabajador. Es decir, este tiene total libertad de elegir en qué momento presta sus servicios conforme a sus necesidades. Además, esa pérdida de vínculo directo con una empresa le permite al individuo vincularse a varias plataformas al tiempo. Por ejemplo, un pensionado puede afiliarse a plataformas como Uber y Diddi para darle uso a su carro; a Airbnb para darle uso a los cuartos vacíos de su casa y a Amazon o AliExpress para vender artículos que solo han tenido un uso. Dicho esto, también trae beneficios ambientales, ya que se está pasando de un modelo de hiperconsumo, a uno donde se pretende alargar la vida útil de un producto lo más posible. Esto no solo representa una disminución en la producción industrial, sino también, para el consumidor, la disponibilidad de artículos a bajo costo. 

 

Sin embargo, este modelo económico también trae consecuencias negativas, como lo son la reducción de los derechos laborales y la desprotección del consumidor por falta de regulación en los servicios prestados. Es decir, una plataforma bajo el modelo de economía colaborativa no se rige a la ley como lo haría una empresa “normal”, ya que, en realidad, no es la plataforma la que presta los servicios -ella solo representa un espacio para que los colaboradores o asociados expongan sus productos-. Dicho esto, hay además una falta de regulación frente a el servicio que el consumidor está recibiendo, lo que se presta para fraude, engaños o incluso prácticas que puedan ponerlo en riesgo. Además, sobra decir que a pesar de tener “libertad”, ya que no hay un jefe exigiendo producción, seguimos siendo parte de la sociedad de rendimiento, por lo que adoptar este tipo de modelo como única fuente de ingreso, puede llevar a una sobrecarga laboral, sobretodo cuando la línea entre vida personal y vida laboral se ve tan difusa. 

¿Podrá ser la manera en la que el capitalismo pierda toda responsabilidad con el trabajador?